Cuántas veces puede uno bañarse en una corriente de límpidas aguas dulces para luego chapotear en el mar. Rara vez se tiene una oportunidad así. Por suerte para los soñadores que todo lo quieren hacer realidad, esta inigualable experiencia es posible en Bocas del Buritaca, un diminuto poblado ubicado a 48 kilómetros de Santa Marta y que se levanta a orillas de un increíble río, el principal intérprete de esta historia.
Es aquí, en Bocas del Buritaca, donde cobra protagonismo este cuerpo de agua, un río de corrientes cantarinas y limpias que desciende desde la Sierra en largo recorrido para rendir tributo al maravilloso mar Caribe. El contraste es sencillamente espectacular: parece una vieja confrontación de dos amigos ya muy viejos, apenas si una corriente empuja a la otra; es difícil determinar dónde termina el río y cuando las olas del mar se funden con el agua dulce.

Desde luego que uno de los valores más destacados de Bocas del Buritaca recae en sus románticos albergues, ideales para pasar la noche escuchando la increíble sinfonía del río, el mar y los demás seres vivientes; para darle mayor énfasis artístico, si las nubes perezosas no se oponen, en el día se pueden avistar las cumbres nevadas de la Sierra.

Ni bien se descuelga la noche y se acerca la proximidad de otro grandioso amanecer, bajo la luz de una nueva aurora se perfila otra interesante actividad. Qué tal un viaje en kayak rio arriba. Puedes capitanear una embarcación de estas por unas cuantas horas y a un precio módico, aunque si la alquilas por un día entero la diversión adquiere nuevas proporciones.

Qué será entonces… Primero el río de frescas aguas o el Mar Caribe, he aquí un predicamento.