El Acuario y Museo del Mar del Rodadero abre sus puertas desde el año de 1965 por iniciativa de uno los personajes más reconocidos de Santa Marta, Francisco Ospina Navia, ‘El Capi’, también conocido por su aporte a la conservación de diferentes vestigios arqueológicos taironas.

En una ciudad de ostensibles primacías como lo es Santa Marta (primera ciudad fundada en Colombia, poseedora del monte costero más alto del mundo, la bahía más linda de América, etc.), el Acuario hace gala de haber sido el primer acuario público de Suramérica.

De manera que este hito de la historia conservacionista se encuentra a tiro de piedra de El Rodadero, resguardado por una ensenada de colores áridos que, evidentemente, hacen un increíble contraste con los límpidos y tornasolados azules del mar, flota apacible y llamativo conformando 13 piscinas que, dicho sea de paso, se nutren exclusivamente de las aguas del Caribe.

Para dar agregados matices a este caleidoscopio, desde El Rodadero (en un sencillo viaje que toma menos de diez minutos) vienen las pequeñas embarcaciones, colmadas de emocionados visitantes. Dichas embarcaciones, para mayores señas, son como pequeños taxis marinos, pintados con ese amarillo color banana: remontan éstos las aguas tranquilas desde la principal playa de Santa Marta y parquean en el pequeño muelle del Acuario, descienden entonces las alegres familias, los bulliciosos grupos de amigos, las parejas, o los aventureros en solitario, y comienza la diversión y el aprendizaje sobre la increíble vida de mar. Todos llegan con grandes expectativas que no serán defraudadas.