Qué te tienen para contar las calles de una ciudad con cinco siglos de historia; qué hay en cada vericueto, cada esquina, cada calzada donde la música, los aromas, los colores y sabores confluyen con gran pasión; qué se puede encontrar en una ciudad que puede presumir, sin equivocación, de tenerlo todo y donde la alegría anida cada día y depara siempre una nueva sorpresa, donde los puestos de frutas tropicales son toda una fiesta y el vapor de las cocinas se escapa transportando la imagen del guineo guisándose para ser acompañado con el pescado frito, y quién sabe cuántas delicias más…
Hablamos de Santa Marta, una ciudad que tiene mil relatos para ser descubiertos, donde muchas de sus calles son flanqueadas por casonas coloniales que con su amplio abolengo histórico dominan orgullosas desde las esquinas; asoman en sus balcones las bellas flores (lindas mujeres samarias por igual).
Casonas que ahora son hermosos hoteles y elegantes restaurantes que vigilan la conservación de ese legado arquitectónico, en tanto se ocupan de sus negocios convidando al descanso, el disfrute de riquísimos platos, las tertulias bien conversadas con los aromas del café y el té, la buena música cabalgando por la atmósfera con sus acordes… en tanto la historia se pasea a la vista
Porque eso sí, hay que advertirlo, de seguro muchos de estos visitantes vienen con el gran interés de conocer la vida marina que se regodea a placer bajo esas fabulosas aguas que tal vez hace poco hicieron la delicia de los bañistas. De seguro muchos no lograron apreciar en totalidad toda esta riqueza de la biota marina de Santa Marta, bien sea por los costos de inmersión o porque muchas de las especies, sinceramente, son muy escurridizas al ojo humano. Por tanto, Calles de es la oportunidad imperdible para ver de cerca a muchas de estas especies y para sorprenderse con otras, sobre las que no recaía sospecha alguna.
Las calles de Santa Marta conducen siempre a lugares especiales, de eso no puede haber sombra de duda, y las del Centro Histórico resultan ser las más destacadas. Así, entre una buena caminata por la sombra y bien hidratado, puedes reconocer sin mayor esfuerzo imperdibles puntos de interés como la calle, la Casa de la Aduana, la Quinta de San Pedro Alejandrino, centenarias plazas y parques, etc.
Las calles de Santa Marta partieron de la extinta Plaza Mayor, donde hoy ofician las actividades del Banco de la República. Estas principales arterias viales de la ciudad se conformaron a lo largo de siglos, y alguna vez tuvieron altivos nombres que ya son inolvidables: Calle de la Marina o de la Cruz, Calle de la Iglesia Mayor Calle del Cuartel, Calle Santo Domingo, Calle Veracruz, Calle Real, etc .
Si bien es cierto que en nuestros tiempos estos nombres ceden su elegancia a nomenclaturas modernas y prácticas, también debe decirse que su legado histórico pervive… pasear por estas calles es recorrer un pasado glorioso lleno de las anécdotas más increíbles. Si no es así, preguntémoselo a la Calle tumbacuatro (calle 19), la zona rosa que queda muy cerca del Parque de los Novios, otro claro referente samario que, quizás por la rumba, bien hace valer su nombre. Y es que su original mote tiene mucho que contar, es posible que si haces amistad con un alegre y amable lugareño éste te relate los detalles; bien que nosotros podríamos hacerlo, pero no es por desidia que declinamos del ejercicio sino porque queremos dejarte mucho a tu descubrimiento personal. Solo resta decir, al respecto, que el anterior se nos antoja un muy gracioso nombre que hace clara alusión a la alegría y desenfado del samario de a pie. Si la cosa pinta así de bien, desde que estudias los títulos de las calles de Santa Marta, merecedora es entonces la ciudad de ser recorrida al dedillo
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