La Ciudad Perdida, Teyuna, la ‘Puerta al pasado’, Buritaca-200, el Machu Picchu colombiano… Los títulos sobran para rendir honores a esta maravilla arqueológica que viene en un empaque natural de inmensurables proporciones. Pero quizás ninguno sea el título adecuado, quizás ninguno oficie como el recipiente que logre albergar su magnificencia. Sencillamente sus maravillosos atributos se escapan a todo intento de nominalización, porque este regalo natural e histórico debe vivirse en carne propia, si se precisa de bordear, cuando menos, una fracción de su increíble belleza
¿Y dónde encontramos esta joya? Entre las montañas de la Sierra, entre los bosques húmedos tropicales, entre las brumas que la coronan de mayor misterio se erige esta ciudad legendaria, uno de los mayores centros arqueológicos de Suramérica; es el centro energético del mundo según la sabiduría de sus pueblos milenarios que la han habitado desde mucho antes que los españoles pisaran tierras americanas, y esto lo sospechan los miles de turistas que por año deciden emprender esta tremenda aventura.
Ciudad Perdida empezó a ser construida en el siglo VIII y sería abandonada a la llegada de los españoles, los cuales nunca supieron de su existencia, debido esto en parte a la inaccesibilidad de la urbe indígena. La ciudad, después de haber sido descubierta oficialmente a mediados de los setenta, hoy se encuentra suspendida en el tiempo y el cielo, con toda su gloria lítica intacta, exhibiendo orgullosa la inventiva tairona entre los 900 y 1.200 msnm. A sus pies surca el río Buritaca, una cinta límpida y cantarina que baja de las cumbres nevadas en búsqueda presurosa del mar Caribe, y alrededor todo el conjunto orográfico, colmado de vida y belleza, le da mayor lustre al más importante vestigio arqueológico hallado en Colombia.
Como puedes ver, te aguarda un plan que reúne aventura, naturaleza, senderismo de primer nivel, contacto étnico y un vistazo privilegiado hacia uno de los pasados más gloriosos de cultura amerindia alguna. Anímate a comprobar todo lo anterior, te enseñaremos más fabulosos detalles acerca de Ciudad Perdida.
Llegando a la Ciudad de Piedra
Una vez se elige el operador turístico en Santa Marta (mejor si ya se tiene una reserva) se parte de la ciudad, en el transporte asignado, siguiendo la Troncal Caribe en la ruta que conduce a La Guajira. Se necesitarán de un par de horas antes de llegar a la vereda El Mamey (también le dicen, Machetes, o Machete Pelado), un pequeño asentamiento humano donde arranca en serio la aventura y donde todos son recibidos con un exquisito almuerzo, muy a tono con el aporte nutricional necesario para encarar uno de los retos más formidables de la vida.
Dependiendo del operador, estos tienen diferentes campamentos para el descanso, para comer, asearse y pasar la noche, en cualquier caso, el viaje puede durar de cuatro a seis días dependiendo de tu estado físico, quiere decir esto que el tour de seis días tiene más paradas que el de cuatro. Ahora bien, en este duro ascenso, cuando el cuerpo desea resignar todo esfuerzo y el paladar no es más que un desierto rogando por unas cuantas gotas de agua, llegan al rescate los solícitos guías con el sabroso néctar que la Sierra ofrece con generosidad: frutas tropicales y de paso un necesario respiro aderezado por el fragor melodioso de cientos de aves y monos aulladores que habitan las frondas selváticas.
El segundo día de viaje es, quizás, el que más sorpresas depara: la ciudad está cerca, y esto se puede atribuir al encuentro con un cementerio indígena y al paso por un poblado kogui llamado Mutanyi. De manera que siguiendo con disciplina la ruta, se llega a un segundo campamento: es hora de comer, intercambiar impresiones con el resto del grupo y, sobre todo, descansar. El rayar del alba, en el tercer día, impone un segundo aire, Teyuna está más cerca que nunca.
Por fin. Luego de un kilómetro más de ascenso, una enseña enmohecida nos advierte de la llegada a Ciudad Perdida. Para alcanzarla deberemos afrontar un último gran reto: 1.200 escalones de piedra, así es 1.200… Sin dolor no hay gloria. Y luego, la vista que lo paga todo: caminos empedrados dispuestos con profesionalismo milimétrico señalan los pasos a seguir. Plataformas circulares, también de piedras que servían para dar fuerte base a los bohíos, aquellas unidades habitacionales que bien servían como centros de ceremonias y espirituales, albergues familiares o almacenes de víveres; 250 terrazas, distribuidas en ocho barrios donde, hace ya algunos siglos, vivían más tres mil personas y organizaban su vida en torno a la espiritualidad y respeto que profesaban por la Madre Tierra.
Nunca estuvo perdida, estuvo allí festoneada de vegetaciones que, atrevidas y juguetonas, querían guardársela para ellas. Los descendientes de los taironas ya tenían conocimiento sobre su existencia, y la visitaban regularmente, aunque siempre se habían cuidado de no develar el secreto de esta maravilla arqueológica. Abandonada por cuatro siglos, hoy es centro espiritual de la vida de las cuatro grandes etnias que sucedieron a los taironas. Y hoy está a tu alcance. Respira profundo.
Recomendaciones:
•Antes que nada, debes saber que estás a punto de verte cara a cara con uno de los mejores trekking del mundo. En esa medida, debes ser consciente de tu condición física. Francamente este es un viaje largo, con una exigencia media-alta, el ascenso es irregular y empinado, algunos tramos te reclamarán músculos y nervios de acero (no obstante, la recompensa es invaluable).
•Entonces vamos livianos como plumas, sin olvidarnos de lo necesario. Vamos a sudar la gota gorda, a mojarnos por la humedad tropical o por las veces que trastabillemos y nos empapemos en las frías y cristalinas corrientes cercanas; vamos a ensuciarnos, eso sí, porque los senderos son agrestes y exigen respeto, nos harán hincar la rodilla más de una vez. ¿No es acaso lo que necesitamos para vivir una aventura de verdad?
•Por eso mejor elegir muy bien las prendas de vestir que llevaremos: unos cuatro pares de calcetines; una muda de ropa que se mantendrá seca y se usará exclusivamente para pasar la noche; la ropa de baño es fundamental, nadie quiere dejar pasar la oportunidad de entrar a las piscinas naturales que forma el Buritaca en su descenso.
•En esa misma línea, debemos llevar zapatos cómodos, no te imaginas lo que unas buenas botas “pantaneras” pueden hacer por ti. Por si acaso las temperaturas frías llegan, mejor si llevamos bufanda, pasamontañas y chaqueta para el frío, ah, y un impermeable. Y para que no nos cojan con la guardia baja los bichos indeseables llevemos repelente contra insectos, al igual que bloqueador solar y una pequeña linterna.
•Este viaje es totalmente ajeno a diversas comodidades por cuanto te adentras al corazón de la Sierra Nevada. No habrá señal de telefonía celular ni podrás disponer de energía eléctrica. Asegúrate de tener al tope las baterías de tus cámaras o te perderás de hacer unas postales de infarto.
•No puedes ingresar a Ciudad Perdida por tu cuenta, por eso debes contratar los servicios de una empresa seria que haga este tipo de tour. Pero no hay de qué preocuparse, diversos operadores prestan sus servicios y todos cuentan con altos niveles de profesionalismo, elige el que se amolde a tus necesidades. Sigue las recomendaciones de los guías y nunca te apartes del camino.
•Eso sí: respeta toda forma de vida natural, sé amable con los habitantes de la Sierra, conserva tal como están, los vestigios arqueológicos; por ningún motivo dejes basura en tu viaje. Fácil ¿no?
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