Gente de Santa Marta

Te encuentras sorprendido por toda esa interesante gama de personalidades que andan por la calle y que asoman a cada segundo su inabarcable sonrisa para darte la bienvenida a la bahía más linda de América. Es alegría pura y sabor de la que presumen los samarios. Una felicidad tremendamente contagiosa ¿no te parece?

Desde luego que tan peculiar detalle de la gente de Santa Marta, que difícilmente escapa a la vista, se lo debemos a la centenaria forja propiciada por increíbles episodios históricos donde confluyeron, en un crisol de razas, culturas tan disímiles como la indígena, la africana y la europea. Por eso aquí se ve un mosaico multirracial de los más interesantes: blancos, mestizos, negros, mulatos, milenarias culturas indígenas… aquí todos tienen su lugar asegurado. Sin complejos, sin pleitos, la gente de Santa Marta es el resumen perfecto de lo que es un hogar para todos.

Amables con los turistas, dicharacheros, rumberos y pacíficos los samarios ponen en alto el nombre del país, y quien lo dude que entonces les eche un vistazo a sus hijos ilustres de los que se pueden contar grandes deportistas, músicos de cuna, reinas de belleza, artistas y hasta un presidente que sancionó la constitución de 1886.

Ahora bien, acerquémonos un poco a la estadística poblacional de la gente de Santa Marta. Según el censo general del DANE de 2005 (último censo realizado en Colombia) la población total de Santa Marta es de cerca de medio millón de habitantes; de esta cifra los blancos y mestizos forman parte del 91 %, en tanto los mulatos representan el 7,6 % y la población indígena un 1%.

Este pequeño porcentaje de población indígena representa uno de los rasgos más especiales de la población de Santa Marta. La gente de la Sierra agrupa cuatro importantes etnias (kogui, kanwamo, wiwa, arhuaco); las cuatro grandes etnias tienen su propia lengua, pero están emparentadas con la familia lingüística de los chibchas. Viven en las zonas más profundas de la Sierra, su cosmovisión del mundo es enteramente conservacionista y espiritual considerando a la Sierra Nevada el centro del mundo y a ellos mismos como los guardianes de su delicado equilibrio natural… y nosotros, muy respetuosamente venimos siendo sus hermanos menores.