Este es un llamado para los aventureros que quieren contemplar auténticas maravillas moldeadas por la sabia naturaleza y por el brazo humano; para los que les gusta sudar la “gota gorda” atravesando trochas selváticas y luego colmar su sed con el rocío que recogen gigantescas hojas de plantas apenas clasificadas por la botánica; para los que desean escapar del encierro de las grandes ciudades y, al aire libre, hallar una conexión espiritual con la Madre Tierra; para los que se sumergen en cada detalle de la historia de las grandes culturas: sus tradiciones, leyendas e increíbles enseñanzas.

Pueblito, una revelación mística, llama por ti.

Para llegar a este lugar, donde se estima que habitaron casi 4000 habitantes, debes, como primera medida, tomar conciencia de tu estado físico. Si tu respuesta es un sí rotundo en cuanto a tu salud, no dudes entonces de hacer parte de una experiencia que recordarás por siempre. Lo demás es sencillo: botas “pantaneras”, bloqueador solar, repelente de insectos, bolsa para basura, gorra o sombrero para el calor, muda de ropa, ropa de baño (ya verás por qué), impermeable, desde luego una cámara fotográfica, etc.

Valga una aclaración: es cierto que Ciudad Perdida (Teyuna) es el epicentro y exponente más regio de la cultura tayrona y de su ingeniosa arquitectura, pero Pueblito es incluso más grande que Teyuna. Además, si no cuentas con el tiempo de viaje para internarte hacia Ciudad Perdida ―considerando que un tour hasta sus cumbres puede tardar hasta seis días―, Pueblito es la mejor opción para adentrarse en la magia que nos legaron los tayronas.

El marco natural es tan magnífico que no desentona con las leyendas que se tejen en torno suyo. La flora y la fauna que allí tienen su morada son, a falta de mejor palabra, espectaculares: entre monos aulladores, aves exóticas, flores de vivos colores y los cantos de la selva, harás un recorrido increíble que inicia desde el sector de Calabazo a menos de media hora de la ciudad.

Te espera entonces un emocionante ascenso por más de tres horas que, bien conversado con el guía y el resto del grupo, te parecerá un suspiro.

Y el viaje no acaba. El regreso puede ser tan impresionante como la llegada. Los habitantes de Pueblito abrieron caminos hacia el mar, buscaban completar su dieta con los generosos regalos de las aguas de cabo San Juan del Guía. Y este camino, sí o sí, será tomado para acceder a esas preciosas y recónditas costas colmadas de enormes rocas, piscinas naturales y mucha, mucha magia Caribe. De manera que el mar es poderosa tentación, mientras el recorrido de vuelta a la ciudad se hace entre unas playas indescriptibles, casi secretas. Tan secretas son, que no te las nombraremos… dejemos que tu imaginación se escueza un poco con la impaciencia, o bien, te invitamos a leer nuestro artículo sobre el Parque Natural Nacional Tayrona, allí las encontrarás